Viajar sin moverse del sillón (Toma 1)

Sí, no hay nada en el mundo que me guste más que un viaje. No me dan envidia los coches nuevos de la gente, las casas (bueno, esas un poco más), la ropa de marca…, pero muero de envidia cuando alguien me cuenta el viaje que tiene previsto hacer o me enseñan las fotos de sus últimas vacaciones.

De los viajes me gusta todo, salvo hacer las maletas. Siempre me resulta muy estresante preparar el equipaje y tener que pensar en todos los modelitos que tengo que llevar, revisar el equipo fotográfico, la documentación, el libro que estoy leyendo, una libretita para escribir, el neceser… (aún no he conseguido viajar con lo mínimo por mucho Método Marie Kondo que aplique). Hasta que no me siento en la butaca del avión no me relajo y empiezo a disfrutar.

El destino es lo de menos. A mi lo que me gusta es salir de mi rutina. Me encanta conocer un lugar distinto, gente diferente, probar sabores nuevos, escuchar otro idioma o acento y, todo ello, para vivirlo intensamente y volver con las pilas recargadas a mi feliz rutina. ¡Porque una de las cosas que más me gusta del viaje es volver a casa!

Como viajo menos de lo que me gustaría, tengo que tirar de recursos para mantenerme viva. Mis favoritos son:

  • los libros de viaje
  • películas y documentales de destinos a los que quiero ir
  • guías de viajes.
  • podcasts.

Una de las situaciones que me crea más frustración es observar el mapamundi que tengo colgado en el cuarto de mi hija, en el que he marcado con chinchetas los lugares a los que he viajado, y comprobar que me queda tanto mundo por conocer.

Últimamente estoy un pelín obsesionada con Japón. El Universo me pone «señales» por todos lados: carteles en el metro, anuncios en el periódico, películas, la sección de sushi del supermercado, las ofertas de las compañías aéreas que llegan a mi correo, el disfraz de chica Kawaii de mi hija… ¡Todo me lleva a Japón!! (Pues nada, que tendré que hacerle caso al Universo, ¿no?)

A falta de un billete a cualquier parte (por ejemplo, ¡Japón!), me consuelo viajando a través de las páginas de un buen libro. Recuerdo haberme leído hace muchos años Viaje a la luz del Cham, de Rosa Regás, en el que narraba un viaje por Damasco y Palmira, en Siria. Un libro precioso que ahora atesora toda la belleza perdida de esas ciudades destruidas por la guerra.

Antes de ir a Nueva York, en la primavera de 2014 (en ese momento el Universo también me decía a gritos que tenía que ir a conocer la ciudad de los rascacielos), me leí el libro Lugares que no quiero compartir con nadie, de Elvira Lindo. Después de leerlo me paseaba por las calles de Manhattan diciendo: ¡ah, este es el sitio que decía Elvira!, como si ella fuera una vieja amiga que había compartido conmigo sus «tips«. Tuve sus recomendaciones presentes en todo el viaje, y finalmente tuve el placer de conocerla en persona y fotografiarla . Pasados unos años me leí Ventanas de Nueva York, de Antonio Muñoz Molina, su marido. El libro me encantó y me llevó a recorrer y disfrutar de nuevo (esta vez, virtualmente) esa increíble ciudad que engancha y a la que deseo volver desde que despegó mi avión.

Los documentales de viajes y las películas son también un recurso maravilloso para viajar gratis y sin jetlag. Veo poco la tele, pero ¿adivinen cuál es mi canal favorito para una tarde de esas en las que estás un poco «chof«? Canal Viajar, por supuesto. Me da mucha envidia ver a esas gentes recorriendo el mundo para contarlo. Pero si hay un vehículo maravilloso para viajar ese es el cine y las series de ficción. ¿Quién no ha paseado ya por Manhattan de la mano de Woody Allen o de series como Sexo en Nueva York?

Las guías de viaje forman parte de mi vida. No hay nada que me haga más ilusión cuando planifico un viaje que ese momento en el que me compro mi guía de Lonely Planet y comienzo a estudiarla y a marcar los lugares que quiero conocer. Es ahí cuando se inicia mi viaje. Cuando comienzo a visualizarme en el destino. (¡voy a tener que ir comprando la de Japón para que se haga realidad!). He de confesar que a veces me paso con la lectura previa. Recuerdo mi primer viaje a París, el viaje de paso de ecuador de la carrera, en el que me la estudié tan a fondo que iba por la calle anunciando lo que nos íbamos a encontrar, como si ya hubiera estado allí mil veces.

Pero sigamos con mis fuentes de inspiración. Una de mis formas favoritas para viajar virtualmente es escuchando el programa Nómadas de RNE. Con ellos me he recorrido el mundo. A través de la web de RTVE se puede acceder a los podcast del programa y seleccionar entre cientos de destinos. Sin lugar a dudas, ¡se los recomiendo!

Hay tantos recursos para descubrir el mundo sin moverse del sillón: revistas, instagram, los blog de viajes, la música, la comida… que se merecen una «toma 2». Pero para mí, sin duda, la mejor manera de conocer el mundo es viajando al lugar, disfrutando, viviendo, hablando con la gente, sintiendo el destino. Yo, a pesar del jetlag, del estrés de las maletas, de los controles de los aeropuertos, de las estrechez de los asientos… lo prefiero y sigo soñando con mi próximo viaje.Y

Y a ti, ¿qué te gusta más: viajar o que te lo cuenten?¿Cuáles son los recursos que utilizas para «viajar sin moverte del sillón«?Gracias por compartirlos para que sigamos aprendiendo.

Y recuerda, la vida es un viaje, ¡disfrutémosla cada día!

6 comentarios sobre “Viajar sin moverse del sillón (Toma 1)

  1. Hola 🙂 Me gusta viajar pero por unas razones o por otras, estamos en un momento de pocos viajes. Para mí es fundamental llevar una vida interior rica, con todo lo que has dicho… Quizás le añadiría cultivar el espíritu y hacer algo solidario para llevar una vida interior rica y así poder viajar con el alma también sin moverte del sillón ❤️¡Ah! Lo peor de viajar para mí es el momento hacer maletas y no olvidar nada sin cargar demasiado y el momento aeropuerto con sus esperas. Gracias por todas las recomendaciones 😘

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    1. Gracias por aportar tu visión! Lo de cultivar el espíritu, creo que es una herramienta para la vida en general, para tener una vida con sentido. Y lo de hacer algo solidario, siempre es riqueza para el que lo hace. Así que estoy de acuerdo contigo. Hay muchas más formas de viajar sin moverse del sillón, pero las dejaremos para próximas entregas!

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  2. ¡Me encantan tus posts! Los viajes que disfruto a tope son aquellos que llamo ‘del súper’, cuando estoy integrada en la vida común del lugar y voy al supermercado acompañando a los amigos que me acogen.

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  3. Hola!
    Me siento muy identificada.
    A mí también me encanta viajar. Lo disfruto desde que decido el destino y compro lo billetes. Ese es el momento en el que comienza, luego compro la guía, navegar en internet, foros, etc. Somos familia numerosa, por lo que nos va muy bien el alquiler vacacional y nos encanta porque nos sentimos más del lugar: ir al súper (queso y vinito del lugar para la cena 😋), al mercado, a la panadería (a veces en pijama con el abrigo encima).
    Son los mejores recuerdos que tengo siempre. Nuestros viajes.
    Ya estoy esperando a tu próximo post…
    Gracias 😊!

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