La vida libertina me ha enseñado a organizarme y planificar, pero también a abrazar los cambios de planes, a ser flexible.
Al principio, cuando me anulaban un trabajo o teníamos que cancelarlo por mal tiempo o por algún imprevisto, me sentía mal. Pero con el tiempo aprendí a tomar ese tiempo como un regalo. Tener una tarde de sábado libre de repente te da la oportunidad de descansar o de pensar en un plan alternativo. Y un trabajo o un plan anulado abre la puerta a algún otro que está por venir.
Además planificar es lo que tiene, que son sólo planes y que la vida se impone, así que hay que tener cintura para adaptarse a lo que va viniendo. Yo planifico mi semana en mi bullet journal, haciendo un listado de todo lo que tengo que hacer en esos siete días, y luego cada noche planifico el día siguiente en mi pizarra. Escribo las tareas que quiero realizar en ese día y los horarios, para visualizar mi día. Esto me ayuda a tener foco en lo que quiero sacar adelante, pero muy raramente cumplo mi plan al pie de la letra. Y esto no significa que no cumpla con mis tareas y objetivos, sino que trato de adaptarlos a la realidad de cada día. Y si hay tareas importantes que tengo que hacer en la semana pero que no tienen una fecha de cumplimiento exacto, las voy sacando según me va apeteciendo a lo largo de esos días. Si un día me da mucha pereza editar fotos pero estoy inspirada para escribir, pues aprovecho y escribo un par de post. La cuestión es llegar al final de la semana con la mayoría de las tareas que dependen de mí realizadas, pero sin que lo sienta como una carga, disfrutando del camino.
Como mi trabajo es estacional también tengo que ser flexible para aceptar que tengo épocas del año en las que puedo estar más relajada, disfrutando más de mi vida personal, y otras en las que parece que todo viene a la vez y se me van las semanas trabajando, y la vida es aquello que ocurre entre edición y edición. Es algo que se va aprendiendo a gestionar con el tiempo, aunque es complicado manejar esos cambios de ritmo, por lo que conllevan también a nivel económico y de incertidumbre sobre lo que vendrá en los próximos meses. Pero ahí es donde recuerdo la celebre frase de Bruce Lee: «Be water, my friend» y me encomiendo al «Dios proveerá». Lo cierto que es todo va saliendo si le pones empeño y luego la vida también se ocupa de sorprenderte con otras cosas que no habías pensado y sólo hay que estar preparada para darles la bienvenida.
Lo cierto es que la flexibilidad no la traía yo de serie, sino que la he tenido que ir trabajando. Como ni el trabajo ni la vida depende únicamente de ti, los cambios van a suceder y si no estás preparada para asumirlos esta situación te puede llevar a experimentar mucha frustración. Así que tienes dos opciones: pelearte contra el mundo o aceptar los cambios y verlos como oportunidades. A mi me va mejor de esta forma, siendo flexible como el bambú pero con las raíces bien enterraditas para no perder mi foco.
Y tú, ¿cómo gestionas los cambios en tu día a día? ¿cómo reaccionas ante los cambios de planes? ¡Me encantaría que compartieras tu experiencia para que sigamos aprendiendo juntos!
Gracias por haber llegado hasta aquí. Si te ha gusta este post, regálame un me gusta y si deseas seguir recibiendo mis publicaciones, subscríbete a mi lista y así no te perderás ninguna de mis novedades.
¡Prometo traer siempre un poco de inspiración y luz a tu buzón!
Estoy de acuerdo totalmente contigo, no podemos frustrarnos porque los planes no salen cuando uno quiere. Los imprevistos, están a la orden del día, y más si tienes hijos, trabajo y una casa que atender.
Yo recomiendo que al hacer el plan diario, no lo ajustes al máximo, sino dejar un margen de tiempo para esos contratiempos.
Así evitas el estrés y te sentirás mejor cuando te sobre tiempo.
FLEXIBLE COMO EL BAMBÚ, me encanta ese título, hay que utilizar esa flexibilidad a nuestro favor y no dejar que nada ni nadie nos rompa.
Patri eres fantástica, me alegro muchísimo haberte conocido.
Un abrazo
Aurora
Me gustaMe gusta
Y yo a tí Aurora!! Muchas gracias por tu aportación. Me parece muy bueno lo de dejar ya un margen para los imprevistos, porque siempre suceden. En esos momentos hay que saber priorizar y ver si hay que atenderlos en ese momento o si los podemos posponer para otro momento, para que no estemos a merced de ellos. Un abrazo
Me gustaMe gusta
Hay tantas cosas y situaciones que no dependen de nosotras que lo mejor es ser flexible y tener la mente abierta. Yo lo descubrí algo tarde, pero nunca es tarde si la dicha es buena 😀❤️😀❤️
Me gustaMe gusta
Claro que sí!! Un abrazo!
Me gustaMe gusta
Excelente. Es bueno tener el foco, así como también es bueno saber que nosotros no podemos tener control sobre la vida; pero si sobre la nuestra. Debemos elegir siempre la paz y la tranquilidad a pesar de que el mundo me muestre cosas desagradables. Eso es sabiduria.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchísimas gracias por tu aportación, Giacomo. Me parece una muy buena decisión posicionarnos de esa manera.
Me gustaLe gusta a 1 persona