Las llaves de tu corazón

Esta semana me recorrió un escalofrío al oir por la radio que había tres nuevas víctimas de la violencia machista. Tres mujeres unidas por la sangre: Sandra, su hermana Alba y su madre María Elena.

¿Qué hace a una persona con una vida aparentemente normal conducir kilómetros desde su casa hasta el hogar de sus hijos, de 4 y 7 años, para matar a tiros a su ex-mujer ante sus inocentes ojos? ¿Qué pasa por la mente de un hombre cuando decide liquidar también a las personas que les podrían servir de apoyo ante su inminente orfandad? ¿Odio? ¿Despecho? ¿Incapacidad para afrontar la frustración? Cuando escucho estas noticias, y lamentablemente son muy frecuentes (cuarenta y una mujeres han fallecido de manos de sus parejas o ex-parejas en 2019*), me pregunto cómo puede alguien que ha amado a una persona, que tiene hijos con ella, que compartió sueños y proyectos, acabar con su vida para aplacar la furia que lleva dentro.

Y en este caso no ha sido ella sola la víctima. Se llevó por delante también a dos personas clave para sus hijos: su abuela y su tía, y el futuro de sus niños. ¿Qué va a ser de estos niños que se quedan sin madre, sin abuela y sin tía? ¿Cómo van a poder dormir por las noches tras presenciar semejante espanto? ¿Cómo van a seguir adelante cuando la única persona que les queda es el causante del desastre? ¿Hay algún asesino que piense en el dolor que causa a sus hijos?

Lo terrible es que este no es un caso aislado. «La maté porque era mía» se repite con demasiada frecuencia. Me parece increíble que la sociedad siga avanzando pero que haya todavía esa relación de propiedad entre muchas parejas. Que haya personas que no sepan tolerar la frustración cuando se acaba una relación y que decidan acaban con su tormento a tiros, sin importarle las consecuencias de sus actos.

La sociedad avanza pero las relaciones entre hombres y mujeres no parecen caminar en la misma dirección. Entre muchos jóvenes se siguen repitiendo modelos de dependiencia en vez de relaciones de igualdad. En vez de ser compañeros de vida que se nutren mutuamente, que comparten, que se admiran y respetan, que confían el uno en el otro, hay muchas jóvenes parejas en las que aún impera el control sobre el otro. Chicas que se visten para gustar a su novio, que se dejan controlar sus móviles por la pareja creyendo que los celos son sinónimo de amor, que se alejan de sus amigas porque su novio la quiere toda para él… Inicios de relaciones que presagian el desastre.

Pero el amor no es un candado. El amor no mata. El amor comienza con uno mismo. Con querernos y respetarnos a nosotros para poder querer y respetar al otro. Para que nos quieran y nos respeten. Este es un mensaje que deberíamos meter en vena a nuestros hijos e hijas para que no caigan en las redes de ningún cupido atormentado que pueda destrozarles la vida. Si no dejamos entrar en nuestra casa a cualquiera, ¿por qué regalar las llaves de nuestro corazón, de nuestro yo más íntimo y valioso, al primero que pasa?

Pero a pesar de tantas situaciones de violencia y maltrato que nos llegan por los medios, hay muchos hombres buenos por ahí. La mayoría lo son. Hombres que saben amar, que admiran a sus mujeres y las dejan volar. Que cuidan de sus hijos. Que se alegran de sus éxitos, que confían en ellas, que las apoyan y dejan que brillen sin miedo a perderlas. Porque el amor es libre y no hay que retenerlo con un candado. Yo tengo la suerte de tener uno a mi lado.

Según va creciendo mi hija me preocupa más que llegue el momento en el que ella empiece a volar, a tomar sus decisiones y a elegir a sus parejas, ya que una mala elección puede torcer su vida. Sólo espero que no le rompan mucho el corazón (a todos nos los han roto en algún momento, de eso no se libra nadie, forma parte de la vida), que se quiera mucho ella, se haga respetar y que encuentre a alguien bueno que sepa quererla bien para compartir la vida. ¡Casi nada pido!

Y tu, ¿qué opinas de estas situaciones?, ¿cómo ves las relaciones de pareja hoy en día?.

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Y recuerda, ¡la vida es un viaje! Disfrutémosla cada día.

*Escribí el artículo el martes 17 de Septiembre de 2019. El miércoles 18 se volvió a repetir la misma terrible situación. Otra mujer asesinada por su marido delante de sus niñas. D.E.P.

8 comentarios sobre “Las llaves de tu corazón

  1. Y casos como éste son los que se conocen pero hay muchos de los que no se sabe. Desde fuera parece fácil darse cuenta de lo que no funciona y de lo que no es aceptable pero dentro no se ve así o no quieres verlo. Creo que también es importante enseñar a nuestros hijos a confiar en la intuición y hacerle caso cuando te avisa.

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    1. Claro Maripi, estos lamentablemente son la punta del iceberg. El maltrato es más sutil y en la mayoría de los casos no nos enteramos porque ocurre de puertas adentro, en la intimidad del hogar. Imagino que será terriblemente difícil, cuando se está dentro de una de estas situaciones, dar y paso y pedir ayuda. Asi que admiro a todas esas mujeres que reúnen la valentía necesaria y lo dan.

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  2. Es una lacra social generalizada en nuestro entorno. Y muchas cosas no ayudan: las letras de algunas canciones que encima son pegadizas, aparte de vulgares; la hipersexualización de la mujer desde niña en anuncios y como reclamo publicitario; la negación del problema por parte de algunos… Que no se haya respetado el minuto (¡un minuto!) de silencio por usar una pancarta perversa en nombre de la libertad de expresión me ha dejado casi casi al borde de la desesperanza. Lo que tengo claro es que esta batalla no la ganamos solas. Necesitamos a esos hombres buenos a nuestro lado. De esos de los que hablas en tu post. DEP. Y esos niños espero y deseo que puedan llevar una vida normalizada y un diálogo interior adecuado. Sus madres desde el cielo los ayudarán 🎈🎈🎈🎈

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    1. Muchísimas gracias por tu aportación, Maru. Ciértamente es un grave problema de nuestra sociedad que se puede perpetuar en las generaciones venideras. Yo también deseo que esos niños puedan salir adelante, aunque la vida se los haya puesto tan difícil.

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  3. En algún momento en nuestras vidas algo cambió, el miedo a seguir solos, el rencor a que esa otra persona vuelva a una vida nueva, a que esos hijos crezcan separados de su tutela y digan papá a otro señor, en definitiva miedo, inseguridad y rencor por no querer saber que madre es quien dio la vida y madre es quien cuidará de esa vida. Desgraciadamente tenemos muchos más casos de los que se publican y desgraciadamente son los hijos quienes heredan lo malo de esas situaciones, los más vulnerables, los más débiles.

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